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domingo, 2 de julio de 2017

En vez de contaros qué hice la semana pasada.

15:09 0 Comments


Las semanas pasan y yo tengo la sensación de que cada una es mejor que la anterior. Ya estamos aquí 3 meses y 10 días. Durante este tiempo pasaron muchas cosas. La mayoría pude contar aquí, otras no. Será por la falta de tiempo (el time manegement es una cosa que necesito mejorar urgentemente) o porque no se podían contar, porque las recuerdo con colores, olores, sentimientos o sensaciones y no puedo describirlas. 

A veces España no me gusta. A veces porque no es el Europa del Este y no tiene ese espíritu. O porque no hay cerveza buena, ni  puedo dar una vueltita por las calles con la cerveza. Porque la gente grita, gesticula, te empuja por las calles, camina por la mitad de la acera como si sea suya o camina hacia atrás y te repente te pisa. O porque varias veces algún borracho gritando cerca de nuestra ventana me despierta. O por el reggaeton que se escucha por todos los lugares y es una pena, porque la música española es buenísima y riquísima de estilos. O porque la gente aquí te dice con sonrisa que no puedes hacer algo - por ejemplo pasar por algún lugar, o usar un determinado servicio, etc. Y siempre te lo dicen de una manera muy cariñosa que para mí es raro. Ya que soy de Bulgaria estoy acostubrada de debatir cuando alguen me prohibe hacer algo. Además en Bulgaria cuando te prohiben algo no te lo dicen con una sonrisa, sino de muy mala hostia. Pienso que por eso estoy lista ya de discutir y me sucedió aquí algunas veces de quedarme sin palabras, porque cómo puedes debatir con alguien que no parece que tenga malas intenciones contra ti...  Y de todo esto que estoy diciendo la conclusión es que echo de menos debatir con gente que no conozco sobre cosas nada importantes. 😀

Hablando de eso, me di cuenta de que el comportamiento búlgaro es un poco rudo. Claro, sin intención de ofender a nadie y pienso que simplemente es la manera de que nos comportamos y es la normal. Aun nuestra lengua suena muy dura, como si digas todo el tiempo algo malo. Lo siento muy bien cuando hablo en búlgaro con mis amigos o mis padres. O cuando me visitaron mis dos mejores amigas (que las dos hablan español) y oía que nuestra entonación cambiaba mucho a la hora de cambiar las idiomas. 
Frente a casa con mi nueva mesa,
recién encontrada en la calle. 😀
Pero la mayoría del tiempo España me gusta. Y disfruto mucho el tiempo que estoy pasando aquí. Solo para tres meses aprendí mucísimas cosas sobre mi misma y hice cosas que nunca haría en Bulgaria. Por ejemplo en Bulgaria nunca me compraría uno de esos libros con dibujos abstractos que tienes que colorear y que te ayudan a descansar, concentrar, liberar tu mente, desarrollar tu creatividad... O nunca recogería algo tirado en la basura (y ahora tengo una mesita que tanto necesitaba en mi habitación porque no tenía dónde poner mis cosas). Resultó que recoger algo tirado en la basura en España no es algo raro. En Bulgaria por ejemplo solo los gitanos lo hacen. Antes de que vine a Granada mi amiga en Madrid me enseñó en su piso muchísimas muebles que habían encontrado con su compañera de piso en las calles. Cosas en muy buena condición de verdad que te hacen preguntarte ¿por qué de hecho las habían tirado? O nunca me atrevería de ir a bar dónde se baila swing y aprender un poquito de los pasos más basicos. O de salir a las 10:30 de la noche y comprarme helado, durum o algo dulce. O nunca me daría cuenta por qué tanto no me gustaba bailar o ir a espectáculos de baile. Cuando era pequeña quería ser bailarina y estudiaba en la escuela de ballet en Sofia, pero a 13 años lo dejé. Desde entonces no quería ver ni oír nada de bailes. Hace una semana mientras mirábamos en Plaza del Carmen cómo bailaban los estudiantes de una escuela de danza me di cuenta de que yo también quiero bailar. La cosa era que simplemente echaba de menos bailar. Entonces, el problema que tenía en mi cabeza se resolvió. Si me quedo aquí el año que viene, buscaré un estudio de danza.

Y algo gracioso como final: he hablado esta semana con un hombre de Escocia en Carmen de los Mártires. No solo que era muy difertido sino la única palabra en búlgaro que sabía era "тихо" [tiho], significa "silencio". Al decírmelo me eché a reír. Porque normalmente la gente sabe "hola", "salud", "me llamo".... 


Bailando swing muy básico con un chico. Aunque le dije que
no sabía bailar me enseñó pasos muy fáciles.
Esto es en New Orlians, nuestro bar favorito. Era noche especial
para swing y todos bailaban con todos cambiandose de parejas.