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miércoles, 31 de mayo de 2017

Playa de la Calahonda y algunas reflexiones


Dos cosas que me encantan muchísimo son la montaña y el mar. Y qué suerte que los dos están muy cerca de Granada! La ubicación de Granada es genial. Por un lado la montaña está al lado (y a la misma dirección como la montaña Vitosha en Sofia, que me ayuda a sentirme como en casa) y por otro lado la playa está al menos de una hora en coche.


Nos escribieron nuestros queridos amigos de Maracena (que son también voluntarios) que van a alquilar un coche el día siguiente para ir a la playa. Y claro, no pudimos perder esa oportunidad de descansar, disfrutar del sol, de la playa y del mar. 

Por supuesto cuando llegamos a la playa empezamos a tomar unas cervecitas. Aunque fuera un poco temprano.😆 Para mí es un placer enorme tomar sol en la playa, contemplar y escuchar el mar, sentir el calor y la arena, hablar con mis amigos y... beber cerveza. Aprendí por ejemplo que el sistema de las banderas de señales marítimas en Estonia tiene otro objetivo que lo de Bulgaria (y lo de España me parece). En Bulgaria por ejemplo cuando la bandera es azul - las condiciones del mar son buenas; la amarilla indica que tienes que tener cuidado y no bañarte con inflables de agua; y la roja prohibe bañarte, porque hay corriente de retorno que es muy normal para la costa de Bulgaria. Pero en Estonia el sistema no indica la fuerza del corriente sino la temperatura del agua. Pensé en cómo los sitemas en los países diferentes son adaptados para las condiciones  respectivas. En Bulgaria es importante la fuerza del agua y no la temperatura, pero en Estonia ya que hace más frío y no hay corriente tan fuerte la temperatura es lo que es importante.   

Deporte 💪
Después de la cerveza hicimos un poco de deporte. Muy buena la idea de hacerlo después de la cerveza. 😀 Y ... ¡entramos al mar!

Una cosa de que me di cuenta: tantas veces estaba en la costa del mar Mediterráneo y ¡nunca me he bañado! Porque siempre he tenido mala suerte con el tiempo en España y siempre hacía frío. El año pasado en Madrid toda la primavera hacía frío. Después durante nuestro viaje por Andalucía en marzo el agua estaba bastante fría para mí y nunca me he atrevido a bañarme. Y mi experiencia "favorita" era hace 5 años cuando con mis padres y mi hermano fuimos a Barcelona en julio ¡pleno verano! Y... se puso a llover. ¡Entonces tenía que hacerlo por fin! ¡Y lo hice! Y me sentí muy alegre porque siempre se me escapaba esa oportunidad y tenía muchísimas ganas de bañarme.💙 Era una de las aguas más frías de mi vida, pero cuando empezé a nadar y moverme me recalenté.

El resto del día lo pasemos tomado el sol, bañando y simplemente disfrutando del día. Intentamos encontrar un sitio para cenar. No lo conseguimos. El problema era que queríamos cenar como gente de Europa de Este, o sea a las 17-18 de la tarde que como todos saben (y nosotros también pero...) en España es imposible. O sobre todo en una ciudad pequeñita como Calahonda. 

Decidimos regresar a Maracena y por primera vez (muchas cosas primeras este día 😊) fui a Maracena. Y me encantó, porque todo era muy tranquilo y la Sierra Nevada se veía mejor. Cuando teníamos que coger el autobús para Granada me di cuenta de que cuánto hecho de menos utilizar el transporte búblico. Y no es broma. Porque en Granada vivimos en el centro, pero como yo nunca he vivido en el centro de Sofia me he acostumbrado a caminar o coger el autobús. Porque este es el tiempo en que puedo pensar tranquilamente o escuchar música. ¿Os ha pasado una vez que queréis algo mucho, pero una vez conseguirlo os dais cuenta de que no lo necesitáis tanto? Vivir el centro de una ciudad era una de las cosas que pensaba que quiero mucho, porque en Sofia nunca he vivido en el centro. Pero en realidad no quiero tanto. Cuando el año pasado viví en Madrid, en la calle Mayor a dos minutitos a Puerta del Sol me di cuenta que para mí es difícil. Porque me he acostumbrado toda mi vida a caminar y además me gusta. Pues, ahora me pasa algo semejante. Que no es para nada una queja. Es simplemente algo que aprendí sobre yo misma el año pasado, pero no tenía la confirmación y ahora la tengo y lo sé.







Las gafas!



































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