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jueves, 7 de septiembre de 2017

Living in a school: introduction

#lasdeltul 
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Mis veranos siempre han pasado de la misma manera. Con una excepción del verano inolvidabre en Estados Unidos. Acabo con los examenes la mitad de julio (porque la convocatoria ordinaria en la Universidad de Sofía empieza desde 15 de junio y lógicamente continua hasta el 15 de julio...) y después ¡a la costa! Algo en lo que pienso todo el año - ir a la playa, disfrutar del sol, del mar, de la arena, correr, vivir en una tienda de campaña, estar todo el rato fuera, ponenerme morena y... beber cerveza. Y luego volver a Sofia, salir con amigos, hacer deporte, ir a la montaña, etc..

Este verano ha sido un poco diferente, aunque al final fui a Bulgaria e hice las cosas que acabo de describir. Pero primero el mes de julio nos mudamos a una... escuela. Cerca de Granada, a 30 kilómetros hacia el norte se encuentra el pueblo de Íllora. Aunque no era nada especial y no era nada bonito, para mí se convirtió en un lugar especial donde me sentí en casa como no pude sentirme durante casi toda mi estancia en Granada. 

¿Qué hay en Íllora? Un castillo árabe (que estaba cerrado por obras, que nunca pude entender cuándo lo iban a abrir), una iglesia (bueno, probablemente haya más, pero me refiero a la principal), el Ayuntamiento y el colegio de educación primaria Gran Capitan, que era nuestra casa durante ese mes. Había una peculiaridad en Íllora que no puedo olvidar - las colinas. Todo el pueblo estaba construido sobre unas colinas. Para mí era algo positivo porque las consideraba como algo que me iba a ayudar a mantenerme un poco en forma. Y siempre creía que las personas estarían acostumbradas, pero los locales me dijeron que estaba equivocada. 

El castillo

 

¿Qué estábamos haciendo en Íllora y en ese colegio? Nuestra asosiación había organizado dos intercambios juveniles y al final un campamento de verano con el propósito de apoyar y ayudar al festival de música tradicional y folk "Parapanda folk". Justo cuando acabó el primer intercambio, el día siguiente empezó el segundo. Y justo cuando acabó este, empezó el festival. Y la mitad de todo eso teníamos que ir a nuestra evaluación intermedia, que era la formación que recibimos como voluntarias si nuestro proyecto duraba más de 5 meses. Un detalle más – el mismo mes también vinieron mis padres a verme. Nos esperaba un mes muy loco y así fue. Conocí a 17 nuevas personas del primer intercambio juvenil, otras 23 del segundo, alrededor de 30 personas en la evaluación intermedia (estabamos en general 50 y pico, pero no pude hablar y conocer a todos) y al final en el festival conocí a otras 10. Esto me parece que son 80 personas más alguien más que no he contado. En un mes. Es increíble. Aún no me he dado cuenta que la cifra en Facebook que me indica cuántos amigos tengo ha cambiado y aumentado muchísimo en muy poco tiempo 😀


"The challenge" team.


"The fact" team.

















"Parapanda folk"





































El colegio.
Este colegio en un pueblo de España era lo más bonito que he visto. Mejor que las escuelas buenas en Bulgaria, aún las de Sofia. Las escuelas en Bulgaria suelen ser muy oscuras, especialmente los corredores y los serivicios en condición fatal. Al principio cuando escuché que íbamos a dormir y vivir un mes en una escuela, teniendo en mi cabeza una imagen de las escuelas esperaba algo no muy agradable. Pero no. Resultó que esta escuela no era una de las buenas en España y a pesar de eso era la mejor que he visto - con pinturas fuera, con colores, muchísimos dibujos, luz… En cada aula había ordenadores y proyectores, y pósteres y dibujos con las normas de clase. "Primero levantar la mano antes de hablar"; cómo tienes que portarte en clase - ser positivo, con sonrisa, respetar a los otros… Hasta pósteres de cómo usar sticky notes, los niveles de la voz, los derechos humanos, y gracias a un póster, que era mi favorito, aprendí qué es la diferencia entre la exclusión, separación, integración y la incluisión ... De todo esto se podía ver que aquí (no sé si es general en España, o solo en Andalucía, o Granada, o ese pueblo o esa escuela) los niños aprenden cosas muy importantes. A mí nunca nadie me ha enseñado que sea positiva y que entre clase con una sonrisa. Ni me ha hablado sobre la inclusión, la integración, etc. Ni sobre los derechos humanos. O qué derechos tengo yo como alumna, por ejemplo. En Bulgaria el general hay una falta de respeto tanto de los alumnos hacia los profesores como de los profesores hacia los alumnos. 

El tren de los derechos.



Los chicos de Rumanía y Macedonia del primer intercambio también fliparon un poco de lo bonita que es la escuela, porque tienen una imagen parecida a la mía de las escuelas. Además dijeron algo de lo que no me había dado cuenta antes y, precisamente era que ese pueblo para ellos es como una ciudad pequeña. Incluso encontramos por causalidad a una abuela que hablaba inglés mejor que yo.

Algo interesante acerca de nuestra convivencia en la escuela era el tema de las duchas. En este colegio no había duchas y teníamos dos opciones. La primera era de cruzar una calle e ir al gimnasio del colegio de la educación secundaria (creo) y ducharnos allí. Normalmente íbamos en grupos 😀. Otra vez tengo que repetir que flipé al ver qué duchas y servicios tenían… En Bulgaria aún no hay y si quieres ducharte después de la clase de deporte, pues… no puedes. Y la segunda opción era LA MANGUERA. Nunca he pensado que iba a utilizar esa palabra en español, y no solo utilizarla y repetirla mucho sino amarla. Ni esperaba que iba a sonreírme al escucharla cada vez cuando alguen la dice. Y en realidad no es la palabra que me pone emocional, sino lo que representa. Me explico. Pusimos una manguera en el patio de la escuela, justo enfrente de la puerta del edificio desde donde salíamos y entrábamos (la puerta, y no el portón). Servía para ducharnos allí o para los que quisieran. Al principio sentía vergüenza al ducharme allí, porque en realidad te duchabas a la mitad de la escuela y todos te pueden ver, aunque llevaras el traje de baño. Pero una vez cuando me atreví, ya no quería ir y ducharme en el colegio. Nunca he creí que me iba a duchar (con el pelo y todo) en el patio de una escuela y que esto iba a convertirse en algo muy normal para todos. Asimismo, la manguera servía para refrescarnos un poco durante el día cuando hacía muchísimo calor.






El modo de rock es mi favorito. Y es muy típico para España 😀



To be continued....

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